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En menos de una semana conseguimos que naciesen todas las «cápsulas» alcanzando la misma altura que habían alcanzado las anteriores en casi tres meses… y sin señales de podredumbre.
Visto el éxito del primer intento y sacando el «científico» que llevamos dentro decidimos en esta ocasión sembrar también dos «blancos» sobre tierra normal… uno de ellos «disfrutando» de la iluminación forzada del Aerogarden… y el otro sobre una maceta colocada cerca de la ventana de la cocina y por ello sólo con la iluminación de días de invierno
Un mes después las lechugas siguieron creciendo… aunque con mucho la más creciditas fueron las sembrada en tierra con iluminación «forzada» …
Parece mentira que hayan pasado diez años desde que revisamos el «jardín hidropónico».
Me parece que el de Julian es muy parecido al nuestro… aunque parece más optimista que nosotros.