A primeros de años os hablábamos del modo perro que se había introducido en los coches de la marca Tesla para que el «peludo» disfrutase de climatización mientras haces una gestión y le dejas encerrado.
Lo que no acabo de entender porqué no incluye un «modo niño» cuando todos los veranos hay noticias con «olvidos» de este tipo. De ahí el interés del invento de la Universidad de Waterloo de un sensor pequeño (y barato) que mediante láser y aplicando técnicas de IA consigue detectar con un 100 por 100 de precisión niños o animales que quedan desatendidos.
Suficientemente pequeño como para caber en la palma de una mano, tiene apenas 3 cm de diámetro, el dispositivo está diseñado para ser acoplado al espejo retrovisor de un vehículo o montado en el techo. El desarrollo del sensor, inalámbrico y con el aspecto de un disco, ha sido financiado por una empresa automovilística que prevé ponerlo en el mercado a finales de 2020.
Los análisis realizados por el aparato determinan el número de ocupantes y sus posiciones en el vehículo. La información podría ser utilizada también para establecer cuántas personas comparten el coche, por ejemplo.
Su objetivo principal, sin embargo, es detectar si un niño o mascota queda accidental o deliberadamente abandonado en el vehículo lo que podría desembocar en un daño serio o incluso en muerte si la meteorología es extremadamente calurosa o fría.
En tales casos, el sistema evitaría que las puertas quedaran totalmente cerradas activando una alarma para alertar al conductor, los pasajeros y a otras personas en las cercanías de donde se produzca el problema.
El sensor utiliza la batería del vehículo y consume poca energía siendo capaz de diferenciar entre seres vivos y objetos inanimados, al detectar movimientos de respiración sutiles.
Los investigadores están ahora explorando el uso de este potencial para monitorizar los signos vitales de los conductores, en busca de señales de fatiga, distracción, enfermedad, etc.
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