A pesar de que, está lleno de franceses, París es una ciudad a la que me gustaría volver algún día ya que del último viaje volvimos con sentimientos encontrados.
En aquél viaje todavía no habían adornado sus avenidas con los uritrottoir que vienen a ser urinarios al aire libre y de lo más ecológicos que vienen a evitar el problema que parecen tener los franceses de «mear» en cualquier lugar donde les apetece.
Dicho «invento» que se encuentra desparramado por las calles de París (ciudad de la luz) tiene el tamaño de una papelera y lo único que exige es acercarse a ella. Puedes ver cómo funciona en este vídeo:
Se compone de tres partes. En la zona superior hay un macetero, con un llamativo color rojo que no ha gustado a algunos ciudadanos parisinos, con flores aromáticas que quedan a la altura de la nariz para enmascarar cualquier olor mientras orinas.
En la parte central está el urinario, con una abertura que desemboca en una especie de cesto con paja y otros compuestos naturales que anulan el olor y extraen compuestos químicos válidos para las plantas. Estos compuestos se convierten en abono que se usa en los jardines públicos de la ciudad.
Cada urinario acepta entre 300 y 600 usos, ya que los hay de distintos tamaños. Un sensor conectado a Internet avisa a los operarios cuando se ha completado su capacidad, para que cambien la caja con el abono.
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Wurinatu es la versión para féminas del invento aunque nos parece que dicha propuesta no ha tenido el mismo éxito que la versión masculina.