El empleo en el campo de la medicina de técnicas de Machine Learning es algo de sobra conocido y de hecho «nosotros» estamos haciendo nuestros primeros pinitos en el empleo de visión artificial utilizando Deep Learning para la visualización «rápida» de radiografías, TAC, etc.
Otra cosa muy distinta y a la vez muy relacionada con los primeros proyectos que sobre Química Computacional hicimos en nuestra anterior empresa (la petrolera) es lo que están haciendo la startup inglesa Exscientia y la compañía japonesa Sumitomo Dainippon Pharma.
Para ello han desarrollado DSP-1181, una molécula diseñada íntegramente por una inteligencia artificial cuyo medicamento resultante va a ser probado en humanos.
Los algoritmos fueron capaces de generar decenas de millones de moléculas potenciales, filtrar entre todos los candidatos y tomar la decisión de que molécula sintetizar y probar acortando a algo menos de un año un trabajo que habitualmente necesita de entre diez y doce años de media.
La IA puede aprender más rápido que los enfoques convencionales reduciéndose el número de compuestos aporbar a tan sólo 350 moléculas, una quinta parte del número normal de candidatos a compuestos.
El medicamento entrará en la fase 1 del ensayo clínico en Japón y, de tener éxito, se someterá a nuevas pruebas en todo el mundo. En esta primera fase es cuando se involucra por primera vez a personas y el objetivo es comprobar su seguridad, efectos secundarios y dosis óptimas. El número de personas que participan en este fase varía, pero suele oscilar entre 20 y 100 voluntarios, tantos sanos como afectados por la enfermedad a tratar (trastorno obsesivo-compulsivo, en este caso).
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