Para el que no lo sepa, Sevilla es la ciudad con más naranjos a nivel mundial habiendo unos 40.000 naranjos repartidos por toda la ciudad a modo ornamental.
La naranja amarga, variedad de los naranjos sevillanos, se introdujo en Europa gracias a los marinos genoveses. Este especie procedía de Asia y allí se asociaba a la felicidad de su dueño. Por ese motivo, los árabes plantaron naranjos por toda España, especialmente en el sur. Aunque la naranja amarga se use sobre todo en la mermelada británica, también se utiliza en la elaboración de licores, vinos, cremas, masas y hasta chocolates.
Además es un árbol que puede limpiar el ambiente de la contaminación de los coches, un buen filtro incluso para el ruido. Sus hojas son grandes captadores de dióxido de carbono. Sin embargo los miles de toneladas de naranja en cada temporada pueden originar problemas que obligan al ayuntamiento a llenar los vertederor
Por eso la pasada semana el Ayuntamiento presentó un proyecto piloto en una de las estaciones depuradoras de aguas residuales con el que se pretende aprovechar las miles de toneladas de naranja amarga que se recogen en la capital andaluza para garantizar la autosuficiencia energética de esas instalaciones.
Los cítricos, además de vitamina C, son muy eficientes a la hora de acelerar el proceso de biogás con el que producir energía eléctrica. En la depuradora se ha instalado una máquina que separa el zumo y la cáscara. El líquido se introduce en otra instalación de producción de gas que luego se transforma en energía eléctrica. Los restos orgánicos se convertirán en compost para el campo. Esta segunda oportunidad que se le otorga a las naranjas amargas caídas en los adoquines de Sevilla es una apuesta por la economía circular en la que el área de transición ecológica del Ayuntamiento hispalense lleva trabajando desde hace un par de años.
Para el proyecto piloto se van a utilizar 35 toneladas del total de 1.700 que el Ayuntamiento ha recogido de las calles en esta temporada -que no ha sido buena por la falta de lluvia-. Por cada tonelada de naranja se extraen aproximadamente 500 litros de zumo y 500 kilos de cáscara. Con la cantidad de frutas que se van a emplear en la depuradora se prevé generar 1.500 kilovatios hora.
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