El ojo compuesto de un insecto tiene algunas características visuales notables, como un amplio ángulo de visión, alta sensibilidad al movimiento y una gran profundidad de campo, a la vez que su estructura visual mantiene un pequeño volumen.

Entre ellos, destacan los ojos del Xenos peckii, un insecto que parasita avispas, los cuales tienen cientos de fotorreceptores en una sola lente a diferencia de los ojos compuestos convencionales.

Inspirándose en las estructuras oculares del insecto, un equipo de investigación coreano ha logrado suprimir por completo el ruido óptico entre las microlentes, al tiempo que redujo el grosor de la cámara consiguiendo con ello una cámara ultracompacta que captura imágenes de alto contraste y alta resolución.

Además, la resolución efectiva de la imagen captada por el ojo del Xenos peckii puede mejorarse aún más utilizando superposiciones de imágenes.

Se espera que esta cámara ultrafina pueda incorporarse, en versiones convenientemente adaptadas, a teléfonos celulares y otros dispositivos móviles, a vehículos de vigilancia avanzados y a endoscopios.

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