Cuando salgamos de este encierro muchas cosas habrán cambiado y no solo en la parte económica sino que la salud mental de muchos de nosotros se verá resentida en cuanto nos liberemos de esta tensión y cuando recuperemos nuestro nivel de estrés cotidiano.
Hbalando de estrés es una medida que extrañamente no se puede cuantificar … al menos hasta ahora que profesor asistente de ingeniería médica en Caltech, ha producido un sensor de sudor inalámbrico que puede detectar con precisión los niveles de cortisol, un compuesto natural que comúnmente se considera la hormona del estrés del cuerpo.
El sensor está preparado en base a grafeno usando un enfoque similar a otro sensor de sudor que crearon recientemente y que puede medir el nivel de ácido úrico en el torrente sanguíneo, lo cual es útil para monitorear condiciones como enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades renales.
Una lámina de plástico se graba con un láser para generar una estructura de grafeno tridimensional con pequeños poros en los que se puede analizar el sudor. Esos poros crean una gran cantidad de superficie en el sensor, lo que lo hace lo suficientemente sensible como para detectar compuestos que solo están presentes en cantidades muy pequeñas en el sudor.
En el nuevo sensor, esos minúsculos poros están acoplados a un anticuerpo, un tipo de molécula del sistema inmunológico, específicamente sensible al cortisol, lo que le permite detectar el compuesto.
En un individuo sano, los niveles de cortisol suben y bajan en un ciclo diario. Los niveles alcanzan su punto máximo justo después de que el individuo se despierta cada mañana y disminuyen a lo largo del día, y eso es exactamente lo que el sensor detectó.
Aunque este sensor puede encontrar muchos usos en las típicas aplicaciones médicas aquí en la Tierra, también está siendo investigado para posibles aplicaciones fuera del mundo.
En octubre pasado, la NASA anunció que esta ha sido una de las seis investigaciones seleccionados para participar en estudios sobre la salud de los humanos en misiones al espacio profundo.
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SIn duda alguna, una de las cosas que tendrán que cambiar después del coronavirus serán las oficinas. Cada vez con más gente teletrabajando tendremos que decir adiós a esas inmensas «praderas» llenas de cientos de personas trabajando codo con codo y respirando el aliento de tu compañero de enfrente ¿no?
No solo a mí me preocupa lo mal que vamos a estar mentalmente cuando salgamos de ésta