Cuando estuvimos haciendo un Curso sobre diseño de nuevos materiales en el MIT tuvimos la suerte de hacer una práctica sobre impresión 3D en una de sus máquinas del tamaño de una fotocopiadora de las de antes. Incluso en aquella mole aunque podían fabricar piezas en varios colores… el tamaño de las mismas era realmente pequeño.
Aunque en los 7 años que han pasadp desde entonces, la impresión 3D se ha «democratizado» el tamaño de los productos impresos sigue siendo el principal problema lo que obliga a tener que pegar / soldar piezas para conseguir productos utilizables en aplicaciones industriales.
De ahí el interés de investigaciones como la de la UC San Diego desarrollando una formulación de una espuma / resina que puede expandirse hasta 40 veces su volumen original.
La resina expansible permite que los objetos se impriman y luego crezcan hasta su tamaño final en cuestión de 5-6 minutos.
Personalmente sin embargo me parece que se podría perder la gran ventaja de la impresión 3D frente a otras técnologías como puede ser la precisión en la impresión de las piezas muy difícil de controlar en el proceso de expansión de las espumas y si no que se lo digan a los fabricantes de … colchones, por ejemplo. 😉
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