La hematita es la forma mineral del óxido férrico y que ya se conoce desde hace más de tres siglos antes de Cristo utilizándose desde entonces como un importante constituyente de los ladrillos a los que da su característico color rojizo.
Curiosamente, la hematita también se utiliza en instalaciones de almacenamiento de energía de última generación. Por ello, no es raro que los químicos que fueron los autores del estudio hayan desarrollado un método para modificar los ladrillos y permitirles almacenar electricidad que se puede utilizar para alimentar dispositivos.
Situados unos ladrillos «normales» en un horno con una determinada ásta interactuó con la hematita en los ladrillos, desencadenó una reacción de polimerización, creando un polímero conocido como PEDOT, que puede almacenar y conducir electricidad.
Sabían que el proceso químico funcionaba porque cuando metían los ladrillos en el horno, no salían rojos, sino azules.
Usando una celda solar, los químicos le dieron a la mitad de los ladrillos una carga positiva y la mitad de ellos una carga negativa y los conectaron con cinta de cobre.
Básicamente, esto convirtió los ladrillos en una batería, lista para almacenar energía que puede alimentar un dispositivo cuando se acciona un interruptor.
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Por cierto, según este físico teórico de la Universidad del Estado de Illinois, la última explosión de una supernova (un violento estallido que normalmente se produce cuando estrellas muy masivas agotan su combustible y colapsan sobre sí mismas) quedando todo el Universo sumido en las tinieblas se producirá dentro de 10^32.000 años (es decir, un uno seguido de 32.000 ceros, más de los que pueden caber en una hoja de papel).