Cada vez está más claro que las «mascarillas» están para quedarse o, al menos, nos van a acompañar mucho mucho tiempo. De ahí el interés de investigaciones como éstas sobre la impresión en 3D de minúsculas fibras conductoras transparentes podría utilizarse para fabricar dispositivos que puedan «oler, oír y tocar».
Investigadores de la Universidad de Cambridge utilizaron impresión 3D, también conocida como fabricación aditiva, y técnicas para hacer fibras electrónicas, cada una 100 veces más delgada que un cabello humano, para crear sensores más allá de las capacidades de los dispositivos convencionales basados en películas.
Ésta se podrían utilizar para fabricar sensores de respiración portátiles sin contacto y que puedan llevarse puestos. Estos sensores impresos son de alta sensibilidad, de bajo costo y se pueden conectar a un teléfono móvil para recoger información sobre los patrones de respiración, el sonido y las imágenes al mismo tiempo.
Los sensores de fibra superaron significativamente a los sensores comerciales comparables, especialmente en el control de la respiración rápida, que reproduce la falta de aliento.
Aunque el sensor de fibra no ha sido diseñado para detectar partículas virales, ya que las pruebas científicas apuntan cada vez más al hecho de que las partículas virales como el coronavirus pueden transmitirse a través de gotitas respiratorias y aerosoles, la medición de la cantidad y dirección de la humedad del aliento que se filtra a través de diferentes tipos de mascarillas podría actuar como un indicador de los puntos «débiles» de protección.
Además de para sensores respiratorios, la técnica de impresión también puede utilizarse para hacer fibras biocompatibles de una dimensión similar a la de las células biológicas, lo que les permite guiar los movimientos de las células y «sentir» este proceso dinámico como señales eléctricas.
Por otra parte las fibras son tan diminutas que son invisibles a simple vista, por lo que cuando se utilizan para conectar pequeños elementos electrónicos en 3D, parece que la electrónica esté «flotando» en el aire.
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