Para los despistados que aún no lo sepan, a primeros del pasado mes de septiembre la ESA lanzó el primer satélite con inteligencia artificial(IA). Es el PhiSat-1 que ahora se eleva a más de 27.500 km/h en una órbita sincrónica al Sol, a unos 530 km de altura.
Del tamaño de una caja de cereales viajó junto con otros 45 satélites de tamaño similar. Cuenta con una cámara térmica e hiperespectral, así como con procesamiento de a bordo con IA gracias a la unidad de procesamiento de visión (VPU, por sus siglas en inglés) Intel® Movidius Myriad 2, el mismo chip que poseen en su interior muchas cámaras inteligentes e incluso, por ejemplo, en el dron ultracompacto Spark de DJI.
El PhiSat-1 es, de hecho, uno de los satélites que se encuentran en una misión para vigilar el hielo polar y la humedad del suelo, a la vez que se prueban los sistemas de comunicación entre satélites para crear una futura red de satélites federados.
Aproximadamente dos tercios de la superficie de nuestro planeta está continuamente cubierta de nubes por lo que habitualmente, se capturan muchísimas imágenes de nubes que no sirven y que son guardadas, enviadas a la Tierra a través de un importante ancho de banda de bajada, guardadas de nuevo y revisadas por un científico o un algoritmo en un computador horas o días más tarde, para que, finalmente, tengan que ser eliminadas.
De ahí el interés del trabajo de PhiSat-1 de realizar el procesamiento de a bordo para identificar y descartar las imágenes con nubes, ahorrando así alrededor de un 30% del ancho de banda.
Como todos los algoritmos de Machine Learning necesita ser entrenado pero ante la falta de ejemplo por lo que previamente al lanzamiento se tuvo que preparar una aplicación con datos sintéticos extraídos de las misiones ya existentes. Aparte de los seis meses que se necesitaron para disponer de una cantidad de datos suficientes, el coronavirus, etc retrasó la puesta en órbita más de un año pero, como decíamos, a primeros de septiembre estaba despegando de la Guayana francesa.
Ahora ya están pensando en la nueva misión Phi-Sat 2 que debería despegar a primeros del año 2022.
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