Hace unos días nos enterábamos de que Seat estaba empezando a probar el uso de arroz (más bien de su cáscara) en la fabricación de sus automóviles.
El fabricante español investiga el uso de Oryzite en sustitución de productos plásticos, con el objetivo de reducir la huella medioambiental que provoca la fabricación de piezas de plástico para el interior de los vehículos.
Teniendo en cuenta que en el mundo se cultivan actualmente unos 800 millones de kilos de arroz y el 20% del mismo es cáscara no apta para el consumo por lo que es considerada como uno de los mayores (hablamos de 160.000.000.000 de kilos!) subproductos agroindustriales del mundo.
La cascarilla del arroz, se compone de sílice en un 15% -presente en muchos vegetales para aumentar su resistencia- y de un 85% de material orgánico (celulosa, lignina, D-Xilosa y una pequeña proporción de D-Galactosa). Una de sus pocas salidas actuales es la combustión para producir ceniza de cáscara de arroz (RHA). La mayor parte de esta ceniza se utiliza en la producción de cemento Portland.
De ahí que Seat esté estudiando la fabricación de algunas partes del coche (un León más exactamente), como el portón trasero, el doble piso de carga del maletero o el revestimiento del techo con cáscara de arroz mezclada con poliuretanos y polipropilenos. A simple vista no se diferencian en nada con las fabricadas con tecnología convencional, pero pesan mucho menos.
En esta misma línea de investigación, en la Universidad japonesa de Kanazawa están estudiando la modificación química de un material de desecho de la industria papelera, y lo han procesado hasta obtener un posible material ligero y fuerte, idóneo para lograr esa reducción de peso en automóviles sin comprometer su robustez.
Los japoneses han realizado una modificación química de la lignina kraft consiguiendo optimizar la capacidad de este material para que sea compatible con otro polímero llamado poliacrilonitrilo, y así preparar fibras de carbono de calidad con las que fabricar un material compuesto, resistente y ligero. Como subproducto tan solo se genera acetona.
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Hablando de coches «ecológicos» qué mejor que este LUCA fabricado, casi en exclusiva, utilizando materiales reciclados.
El exterior está hecho de fibras de lino y plástico recuperado del océano, una combinación que le ofrece suficiente resistencia. Mientras que el chasis está hecho con una combinación botellas de plástico PET (el más común en botellas de bebidas) y aluminio reciclado.
Para la carrocería de este coche eléctrico fabricado con residuos sus creadores han recuperado plástico ABS reciclado. Este material es un plástico muy duro usado en productos de consumo como juguetes, televisores y productos de cocina, pero también en automoción y otras aplicaciones industriales.
El coche obtiene su color amarillo de una envoltura -una película de color- en lugar de pintura. Esta película también puede ser eliminada sin dejar ningún residuo.