Entre las materias primas de origen vegetal que intenté convertir en hidrocarburos de interés, aparte del etanol, limoneno o miera también pasó por nuestro microreactor de zeolitas fue la paja de trigo, resíduo del que se producen en el mundo alrededor de 734 millones de toneladas y que no tiene una salida sencilla.
El problema es que la paja está compuesta casi únicamente de lignina que no reacciona de una forma sencilla con catalizadores sólidos. Ahora químicos de la Universidad de Córdoba junto a homólogos investigadores chilenos acaban de proponer su empleo como base para la elaboración de espumas de poliuretano… en sustitución de los polioles fabricados a partir del petróleo.
Hasta la fecha, el aceite de ricino ha sido uno de los principales candidatos en la carrera por la obtención de una espuma de poliuretano sostenible capaz de prescindir del petróleo. El problema es que este aceite vegetal «no ofrece un endurecimiento y secado completo cuando se expone al aire», una de las claves para la correcta formación de la gomaespuma.
Por ello, el nuevo trabajo ha propuesto sustituir al 50% este aceite de ricino por paja de trigo, con unos resultados que ofrecen unas características muy similares a las generadas por los métodos convencionales de fabricación en los que se usan compuestos no renovables: «Hemos conseguido obtener parámetros muy deseables en la preparación de espumas, convirtiendo el 96% del trigo empleado con un rendimiento casi máximo», explica Esther Rincón. Además, según subraya la investigadora, se han obtenido unos niveles de biodegrabilidad superiores a las que se alcanzan con los productos que se comercializan en la actualidad, por lo que el material tarda menos tiempo en descomponerse.
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