En PcDeMaNo ya hemos hablado bastantes veces de las técnicas de «harversting / cosechado» en las que algunos ya investigamos años atrás en la «petrolera». La llamada Energía Ambiente es la aprovechada de la energía latente de nuestro entorno. En todas las transformaciones de energía que ocurren a nuestro alrededor, hay energía que se “pierde”. Estas pérdidas son energía que se disipa de una forma no aprovechable, como, por ejemplo, el calor de la tierra. El Energy Harvesting busca, de formas diferentes, el aprovechamiento de este tipo de energía disipada para producir energía utilizable en nuestro día a día… y, por ejemplo, se ha utilizado para iluminar discotecas gracias al baile de los clientes
Lo que no sabíamos es que ya por aquellos años se propuso la idea de utilizar nanogeneradores en nuestras venas para generar energía eléctrica y ya antes, en el año 2011, investigadores suizos inventaron nanoturbinas pero la generación de trompos aconsejó el abandono de dichos estudios.
Ahora, en la Universidad RMIT de Australia están trabajando en el desarrollo de un nuevo tipo de material piezoeléctrico ultraeficiente, capaz de hacer su trabajo sin necesitar un grosor de más de 2 nanómetros y que podría hacer avanzar la electrónica autoenergizada así como la tecnología de dispositivos ponibles (los que se pueden llevar puestos como la ropa) e incluso permitir marcapasos energizados por el propio cuerpo humano.
El nuevo material se basa en el óxido de zinc, que ingerido en pequeñas cantidades es poco tóxico.
El nuevo material es ligero y compatible con el silicio, lo que facilita su integración en la electrónica actual y que además, puede fabricarse fácilmente mediante un método rentable y es adaptable a una escala mayor.
En cuanto al grosor que necesita para funcionar, una sola capa de 1,1 nanómetros es suficiente para que genere toda la energía eléctrica necesaria para un nanodispositivo totalmente autoalimentado.
Entre las posibles aplicaciones biomédicas del material se encuentran los biosensores internos y las biotecnologías autoenergizadas, como por ejemplo dispositivos para generar energía eléctrica a partir de la presión sanguínea, algo, esto último, de gran utilidad para energizar un marcapasos.
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