Aunque como bien sabe nuestro amigo Òscar, el grafeno es un material bidimensional que ha prometido aplicaciones casi mágicas que poco a poco va a llegando al mercado aunque secreto.
Por utilizarse se está empezando a incluir en algunas mascarillas anti-COVID FFP2 cuya retirada se ha pedido urgentemente a la Junta de Castilla y León.
En cualquier caso el proceso para su fabricación de este producto «milagroso» es complicado y costoso por lo que la Universidad de Rice está trabajando en un proceso sencillo para obtenerlo a partir de resíduos agrícolas, etc.
Su proceso para la obtención de grafeno flash en lugar de utilizar la clásica técnica de exfoliación seguida de tratamientos con disolventes (altamente contaminantes), tan solo requiere calentar a 2760ºC durante 10 milisegundos cualquier fuente de carbono… entre los que se incluyen restos de comida o incluso neumáticos viejos.
El grafeno turboestrático así obtenido se está empezando a utilizar por ejemplo para fortalecer el hormigón.
Los investigadores mezclaron cantidades minúsculas de grafeno derivado de llantas –0.1 por ciento en peso (% en peso) para el negro de carbón de llantas y 0.05% en peso para el negro de carbón y llantas trituradas– con cemento Portland y lo usaron para producir cilindros de hormigón. Probados después de curar durante siete días, los cilindros mostraron ganancias de 30% o más en resistencia a la compresión. Después de 28 días, el 0,1% en peso de grafeno fue suficiente para mejorar al menos un 30% su resistencia.
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Gracias Nieves por la noticia 😉
Claro! El turboestrático de toda la vida. Pero qué manera que querer justificar las subvenciones de la UE que recibe esa cosa del grafeno, que no sirve para nada!
Por lo que se, la Universidad de Rice (a la que se cita en esta noticia) es una Universidad privada de Texas (USA) y que no creo que se beneficie de las subvenciones de la UE.