Cuando hace un par de días veía hablar en la TV a Markus me llevé una gran ilusión al recordar la semana que pasamos en el MIT aprendiendo de nuevos materiales … para la petrolera. En aquél momento Markus era el organizador del Curso y ya entonces nos demostró su pasión y admiración por el mundo de las arañas.
En aquél momento consiguió transmitirnos el interés por la forma con la que conseguían fabricar un producto tan resistente al que (a su escala) no hay ninguno tan fuerte fabricado por los humanos. Ahora sus últimas investigaciones van encaminadas a «traducir» en notas musicales la belleza de las telas de araña.
Por lo que parece ñas arañas no ven muy bien por lo que necesitan «escuchar» las vibraciones para estar conectadas con el mundo que las rodea. vibraciones ocurren, por ejemplo, cuando la araña estira una hebra de seda durante la construcción, o cuando el viento o una mosca atrapada mueve la telaraña. Cada hebra de una telaraña produce un tono diferente.
Para intentar acercarnos un poco más a su mundo escanearon una telaraña de una araña tropical (Cyrtophora citricola) con un láser para capturar secciones transversales en 2D. Luego, utilizaron algoritmos informáticos para reconstruir la red 3D de la telaraña.
Más tarde, asignaron varias frecuencias de sonido a las hebras de la telaraña, creando «notas» que, cuando se combinan, crean melodías basadas en la estructura de la telaraña.
Posteriormente, los investigadores crearon un instrumento parecido a un arpa para tocar la «música de la telaraña» (y la aplicación web para ver y escuchar dentro de la telaraña).
También escanearon una red mientras se estaba hilando, traduciendo cada paso del proceso en música.
Esto significa que las notas cambian a medida que cambia la estructura de la telaraña, pudiendo escuchar dichas modificaciones en la melodía arácnida… de forma que quizás algún día podamos comunicarnos con las mismas.
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