El transporte, cuando se realiza una compra online de un producto, comprende de numerosas fases. Así, desde que se recoge del almacén, hasta que le llega al cliente final, ha de pasar por numerosos procesos y trayectos, para los cuáles se necesita actuar con celeridad.

La última milla, la cual se conoce también como distribución capilar, es una gestión de transporte de paquetería centrado en el último trayecto que ha de realizarse en la entrega final. Es decir, suele corresponder al trayecto que se hace una vez se han agrupado una serie de paquetes y que luego se distribuyen en la ciudad.

El reto de la última milla para una empresa es doble. Por un lado, pretende satisfacer en la mayor brevedad de tiempo. Por el otro, ajustar los costes, tanto en personal, como en gasto de transporte.

El transporte de mercancías hasta los usuarios finales nunca ha sido fácil, especialmente cuando se trata de entregas voluminosas, difíciles de manejar o en las que el tiempo es crítico.

Todo esto se suma a la cada vez mayor cantidad de paquetes en tránsito, debido principalmente a la explosión del comercio electrónico.

Y con esta explosión viene un dilema de entrega: cómo satisfacer las demandas de los usuarios finales (entregas rápidas y baratas) frente a regulaciones de circulación cada vez más estrictas en las áreas urbanas.

La presencia de robots repartidores ofrece un sinfín de ventajas. Pueden entregar artículos más rápido que los humanos, no tienen que lidiar con el tráfico o el estacionamiento, son más respetuosos con el medio ambiente que una flota de camiones o furgonetas, cuestan menos que el salario mínimo anual de un repartidor y no les importa trabajar festivos o fines de semana.

Pero, ¿no estamos a años de distancia de los robots de entrega? No. Los robots de Starship Technologies han estado entregando alimentos y suministros de oficina a los empleados del campus de Intuit en Silicon Valley durante más de tres años. Los robots de reparto de seis ruedas utilizan sensores, sistemas de visión artificial y sistemas GPS para navegar. Los robots operan en cualquier tipo de clima, pueden cruzar bordillos y evitar barreras y personas.

Una propuesta algo más ambiciosa es la de Continental, que propone la combinación de vehículos autónomos con robots cuadrúpedos. Su idea de entrega consiste en emplear coches autónomos para desplazar pequeños grupos de perros robóticos y que sean estos últimos (más ágiles y livianos) los que se encarguen del tramo final del reparto.

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