Según un estudio reciente. se calcula que las infecciones provocadas por patógenos resistentes a los antibióticos provocan la muerte de unas 700.000 personas al año en todo el mundo.

En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la resistencia a los antibióticos como una de las mayores amenazas para la salud pública, con una proyección de 10 millones de muertes para 2050 si no se toman medidas preventivas.

Una solución potencial contra la resistencia de las bacterias a los antibióticos puede ser adaptar contra ellas las técnicas que algunos virus (bacteriófagos) emplean para matarlas selectivamente.

Un hallazgo al respecto realizado  en la Universidad de Tel Aviv en Israel, podría imprimir un drástico cambio al curso de la guerra entre la humanidad y las bacterias farmacorresistentes.

Han descubierto un mecanismo por el que los virus «buenos» pueden atacar algunos sistemas vitales de las bacterias «malas«, saboteando su normal funcionamiento y bloqueando su reproducción.

Los investigadores han demostrado que el virus «bueno» (bacteriófago) es capaz de bloquear el mecanismo de replicación del ADN de la bacteria sin dañar el suyo propio.

El virus «bueno» hace tres cosas importantes: distingue entre su propio ADN y el de la bacteria, destruye el material genético de la bacteria y bloquea la división celular de la bacteria y por tanto su propagación.

A partir de aquí, comienza para los científicos un camino que, si todo va bien, llevará a nuevos tratamientos, basados en esta arma vírica, para destruir bacterias resistentes a los antibióticos.

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