Mientras que unos, como China o Turquía, andan probando el lanzamiento desde una caja de un camión de un enjambre masivo de drones suicidas otros (investigadores de la Universidad de Barcelona y de Harvard) están estudiando su uso para ayudar… a los bomberos.
Es difícil encontrar una fuga de gas en un edificio grande o en un sitio industrial. Los bomberos humanos no pueden ver el gas, por lo que deben usar instrumentos específicos para detectarlo.
Por ello, aquí nos cuentan el desarrollo de un enjambre de diminutos drones que pueden localizar de forma autónoma fugas de gas en ambientes interiores.
El principal desafío fue diseñar una inteligencia artificial que se ajustara a las estrictas limitaciones computacionales y de memoria de los drones.
Para afrontar este desafío, se han inspirado en la naturaleza.
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Este proyecto me recuerda una idea que estuvimos explorando para la medida de la contaminación en los penachos de las antorchas de refinería. En aquél momento nos preocupaba la «agitación» provocada por la rotación de las aspas del dron que podría reducir la precisión de dicha medida.
Ahora bien, para el problema de detectar una fuga no parece tan importante este fenómeno y más teniendo en cuenta que, es de suponer, al utilizar un «enjambre» siempre se pueden utilizar técnicas «clásicas» de triangulación para determinar la posición de la fuga… siempre que no haya una multitud de drones «revoloteando» por el recinto ¿no?
La verdad nunca se me habría ocurrido. En Sudamérica embarcan RPi en drones para búsqueda de personas desaparecidas