Cada día está más clara la importancia de la nanotecnología en todos los campos de la ciencia. Unas veces se utilizan para la preparación de nuevos materiales que a escala microscópica se comportan de diferente forma de lo que estamos acostumbrados a ver. Otras veces se piensa en ellos como un método alternativo para hacer llegar a sitios difíciles fármacos y así «atacar» solo donde haga falta reduciendo costes y problemas secundarios.
De ahí el interés de este estudio , que, dentro de los proyectos europeos H2020, se está haciendo para producir nadadores artificiales capaces de nadar de forma independiente e incluso recoger energía para recargarse!
En un sistema acuoso gotas de aceite utilizan los cambios de temperatura fluctuantes en su entorno para almacenar energía y nadar. Cuando se enfrían, las gotas liberan en el entorno unos finos hilos en forma de cola. La fricción generada entre las colas y el fluido circundante empuja la gota y hace que se mueva. Al calentarse, las gotas retraen sus colas y vuelven a su estado original, aprovechando el calor del entorno para recargarse.
Los investigadores demuestran que las gotas se recargan varias veces y son capaces de nadar durante periodos de hasta 12 minutos seguidos.
Existen otros tipos de nadadores artificiales, pero sus movimientos son impulsados por reacciones químicas, que crean burbujas que impulsan a los nadadores a través de los fluidos, o por fuerzas físicas como campos magnéticos o eléctricos. En cambio, esta nueva clase de nadadores, que tienen el tamaño aproximado de un glóbulo rojo, son capaces de reunirse y moverse espontáneamente sin utilizar fuerzas externas.
Como los nadadores no son perjudiciales para otros seres vivos, los científicos esperan que puedan utilizarse para estudiar las interacciones básicas entre organismos vivos como las bacterias y las algas.
Los investigadores se preguntan: «En la naturaleza vemos a menudo grandes cantidades de organismos, como las bacterias, agrupándose, pero nuestra comprensión de cómo estos organismos interactúan entre sí es incompleta. Al mezclar nuestros sencillos nadadores artificiales con grupos de organismos vivos, podríamos desarrollar una imagen más clara de cómo se comunican entre sí los micronadadores biológicos. Por ejemplo, ¿se comunican sólo por el acto físico de «chocar» entre sí, o hay otras sustancias químicas o señales liberadas en el entorno esenciales para su interacción?»
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