Aunque últimamente se ha conseguido fabricar componentes electrónicos flexibles hasta ahora conseguir un microprocesador sin silicio parecía una cosa imposible.
Ya en 2013 ARM se alió con PramatIC para desarrollar un microprocesador sin silicio, pero la tecnología no estaba preparada.
El objetivo principal se dejó en segundo plano pero el trabajo continuó en otros ámbitos.
Fue entonces cuando PragmatIC creó su sistema de fabricación FlexLogIC, lo que unido a los avances del proyecto original ha permitido crear el primer procesador ARM funcional que no está basado en silicio: lo bautizaron como PlasticARM
Este SoC es muy limitado, ya que cuenta con un núcleo Cortex-M0, 128 bytes de RAM y 456 bytes de ROM, pero es un procesador funcional y que es tan solo el comienzo de lo que puede convertirse en una prometedora familia de soluciones basadas en electrónica flexible.
Las aplicaciones de este tipo de componentes son realmente prometedoras, y como explican en ARM se podrán usar en sensores inteligentes o etiquetas inteligentes para trazabilidad de productos, pero también para gestionar la trazabilidad de los alimentos o en el ámbito de la salud… o sea para casi cualquier aplicación de IoT.
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