Lo más habitual es que nos preocupe la protección «anti-humedad», por ejemplo, de nuestros relojes de muñeca para que no se averíen por la lluvia o porque se nos hayan mojado por un descuido.
De ahí que nos haya sorprendido y mucho saber que se está investigando en smartwatches solubles en agua.
Se calcula que en el año 2019 la basura electrónica producida mundialmente ascendía a más de 53 millones de toneladas … más que suficientes para construir 4500 torres Eiflel… y de las que tan solo se reciclaba un 10%
Por otra parte y de acuerdo a lo publicado aquí, si bien no resulta difícil desmantelar los equipos electrónicos «grandes» extrayendo sus componentes para poder reciclarlos o al menos separarlos para evitar la contaminación no ocurre lo mismo con los pequeños como pueden ser los relojes, por ejemplo. De ahí el interés de disponer de «equipos» que se disolviesen en agua al cabo del tiempo evitando con ello la contaminación producida por ellos.
En el prototipo fabricado a partir de un polímero de alcohol polivinílico han conseguido imprimir desde la correa hasta los sensores habitualmente existentes en un smartphone de última generación con la ventaja de que se disuelven en un plazo de unas 40 horas sumergidos en agua.
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