Los ocupados y productivos microbios utilizan enzimas para descomponer hojas, tallos y otros tipos de biomasa y luego convertir ese material en combustibles renovables y productos químicos. Pero algunas de esas enzimas no pueden funcionar a las altas temperaturas o la acidez que mantienen los bajos costes operativos de los procesos de fermentación.
Un equipo de investigación de la Universidad Estatal de Iowa, intentará solucionar ese problema identificando enzimas más resistentes y duras e ingeniando microbios para que las utilicen en la fermentación industrial. Su trabajo cuenta con el apoyo de una subvención de tres años y 969.000 dólares del Departamento de Energía de Estados Unidos.
En este caso, las enzimas que requieren refrigeración o ajustes de pH (acidez/ alcalinidad) para mantenerse activas son problemas costosos. Algunas de estas enzimas son vitales para la capacidad de los microbios de convertir sustratos biológicos en productos, y otras son vitales para la supervivencia del organismo.
¿Existen enzimas más resistentes y robustas? ¿Podrían diseñarse los microbios industriales para que se parecieran más a los «extremófilos» y permanecieran activos en las duras condiciones de los fermentadores?
El programa de investigación del Departamento de Energía (dotado de 45 millones de dólares) se centra en dos áreas de estudio: Una, la reingeniería de los microbios que ayudan a convertir la biomasa y los polímeros sintéticos en combustibles y productos. Y dos, el desarrollo de tecnologías de imagen para estudiar mejor las plantas y los microbios utilizados para producir bioproductos.
¿No era algo «parecido» lo que pretendíamos en un reconocido Centro de Investigación español que ahora parece apostar por el hidrógeno… y en hacerse conocer a través de las Redes Sociales que tanto tiempo tuvo abandonadas?
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