Aunque ya en el estudio que hicimos en la petrolera hace años «vimos» que la aviación para cortos recorridos tenía los días contados por culpa de los trenes de alta velocidad ahora con el tema del medio ambiente todavía está más claro.

Lo que también es cierto es que para viajes largos (tipo transoceánicos) dificilmente habrá medios de transporte alternativos y de ahí el interés de la empresa Destinus y su nuevo vehículo que pretende ser el más rápido del mundo… mundial.

Su «hiperavión» mitad cohete mitad avión puede circular a velocidades de crucero que multiplican por 15 la velocidad del sonido, a 60 kilómetros de altura de la tierra. Además utiliza hidrógeno líquido que alimenta sus motores a reacción por lo que solo desprende vapor de agua por el «tubo de escape».

Según Destinus, el Jungfrau es un avión autónomo que despegará horizontalmente y que puede alcanzar una velocidad supersónica en 15 minutos y ponerse a velocidad máxima en modo crucero pasados 20 minutos.

La potencia es tal que necesita frenar 40 minutos antes de su aterrizaje, momento en el que entra en fase de «velocidad supersónica«.

A la velocidad del sonido, se recorren casi 800 kilómetros en 40 minutos.

Aunque suene a ciencia ficción hace un par de meses ya hicieron los primeros vuelos de un prototipo a tamaño reducido que repetirán a lo largo de este mismo año con un vehículo de tamaño real.

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