Para «nosotros» los químicos la perovskita es un trióxido de titanio y de calcio (CaTiO3).
Sin embargo para los geólogos es un material relativamente raro en la corteza terrestre y que cristaliza en el sistema cristalino ortorrómbico (pseudocúbico).
Por otro lado para los ingenieros podría ser la gran esperanza para el impulso de la energía solar sustituyendo, en unos cuantos años, al silicio de las placas solares.
Ahora científicos de datos han fabricado una retina artificial basada en perovskita no para devolver la visión a enfermos de la vista sino para ser integrada en robots y cámaras de vigilancia, por ejemplo.
Los nanocristales de perovskita se integran convenientemente en un sustrato de poliamida formando el relleno del sandwich de electrodos aluminio en el fondo y óxido de titanio en el otro lado. Con esta estructura se ha conseguido emular el funcionamiento de los conos y bastones, células fotorreceptoras que forman nuestra retina y gracias a las cuales podemos ver.
Para procesar la luz incidente, esta matriz de fotoreceptores se ha unido a un sensor CMOS y a una red neuronal con 100 neuronas de salida. En una prueba hecha con una matriz de 4×4 iluminada empleando LEDs de distintos colores se encontró que la respuesta óptica era muy similar a la del ojo humano … aunque el sistema demostró ser particularmente sensible a la luz verde. En otra prueba el sistema incluso fue capaz de reconocer números manuscritos con una precisión del 72%.
Entre los futuros planes del equipo investigador está la fabricación de matrices más grandes de fotoreceptores, optimización del diseño de la interfase así como empleo de redes neuronales multicapa para mejorar la precisión del reconocimiento óptico.
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