En alguna ocasión anterior y durante la pandemia, por ejemplo, se habló largo y tendido sobre el uso de los perros para detectar enfermedades como el COVID. Gracias a su portentoso olfato ya se habían probado útiles para detectar las subidas y bajadas de azúcar en pacientes diabéticos e incluso células cancerígenas.
Ahora, un equipo de científicos franceses han demostrado que una especie de hormiga, Formica fusca, puede entrenarse para detectar el cáncer con la misma precisión que los perros, pero en mucho menos tiempo.
Estos insectos, que utilizan el olfato para sus tareas diarias, pudieron diferenciar las células humanas sanas de las células humanas cancerosas en condiciones de laboratorio después de tan solo 30 minutos de adiestramiento. En comparación, un perro necesitaría de 6 a 12 meses de entrenamiento para detectar el cáncer.
En algunos aspectos, las hormigas superan a los perros porque necesitan un tiempo de entrenamiento extremadamente corto y un coste reducido de mantenimiento: miel e insectos congelados un par veces a la semana… y tan contentas sin tener que sacarlas a pasear.
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Es de suponer que Angel considere que el empleo de hormigas en lugar de perros tiene más futuro y no solo por el coste de entrenamiento sino por reducir el riesgo de que éstas se contagien 😉