Cuando, hace casi diez años, estuvimos  pensando por primera vez en la «digitalización» de las gasolineras organizamos un par de interesantes reuniones de «brainstorming». Una de las cosas más importantes para los clientes más que el precio (en aquél momento no estaban tan desbocados y las Low Cost empezaban a darse a conocer) era la «rapidez» de carga del depósito ya que todos vemos como una pérdida de tiempo dicha operación.

Al final nuestras propuestas encaminadas a reducir dicho tiempo no fueron bien vistas ya que las Petroleras ganan tanto en las Tiendas de conveniencia que tienen que en el propio combustible. ¿No os habéis dado cuenta que la Caja para el pago (aunque sea por medios electrónicos) está en el lado opuesto a la entrada teniendo que atarvesar todos los expositores?.

El coche eléctrico actual tiene un problema con la lentitud de carga de sus baterías que difícilmente puede «aguantar» nadie incluso dándose una gran comilona mientras tanto. Actualmente, los coches tardan unas 10 horas en recargarse completamente en casa. Incluso los supercargadores más rápidos de las estaciones de carga requieren hasta 20-40 minutos para recargar completamente los vehículos. Esto genera costes adicionales y molestias a los clientes.

Para solucionar este problema,  científicos coreanos han buscado respuestas en el misterioso campo de la física cuántica. Su búsqueda les ha llevado a descubrir que las tecnologías cuánticas pueden prometer nuevos mecanismos para cargar las baterías a mayor velocidad.

La teoría es que los recursos cuánticos, como el entrelazamiento, pueden utilizarse para acelerar enormemente el proceso de carga de las baterías, cargando todas las celdas de la batería simultáneamente de forma colectiva.

Esto es especialmente interesante, ya que las baterías modernas de gran capacidad pueden contener numerosas celdas. Esta carga colectiva no es posible en las baterías clásicas, en las que las celdas se cargan en paralelo de forma independiente. La ventaja de esta carga colectiva frente a la paralela puede medirse mediante la relación denominada «ventaja de carga cuántica». Más tarde, en torno al año 2017, se observó que puede haber dos posibles fuentes detrás de esta ventaja cuántica, a saber, el «funcionamiento global» (en el que todas las células hablan con todas las demás simultáneamente, es decir, «todos sentados en una mesa») y el «acoplamiento de todas a todas» (cada célula puede hablar con todas las demás, pero una sola célula, es decir, «muchas discusiones, pero cada discusión tiene solo dos participantes»). Sin embargo, no está claro si estas dos fuentes son necesarias y si hay límites a la velocidad de carga que se puede alcanzar.

Los investigadores fueron capaces de cuantificar con precisión la velocidad de carga que se puede alcanzar con este esquema. Mientras que la velocidad máxima de carga aumenta linealmente con el número de celdas en las baterías clásicas, el estudio demostró que las baterías cuánticas que emplean un funcionamiento global pueden lograr un escalado cuadrático en la velocidad de carga. Para ilustrar esto, consideraremos un vehículo eléctrico típico con una batería que contiene unas 200 celdas. El empleo de esta carga cuántica supondría un aumento de velocidad de 200 veces respecto a las baterías clásicas, lo que significa que en casa el tiempo de carga se reduciría de 10 horas a unos 3 minutos. En las estaciones de carga de alta velocidad, el tiempo de carga se reduciría de 30 minutos a apenas unos segundos.

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