Con la guerra de Rusia y las limitaciones al uso de su gas y su petróleo algunos hablan del hidrógeno como la única salvación para seguir manteniendo nuestro nivel de vida. Aunque las baterías seguirán mejorando con el tiempo hay aplicaciones en las que nunca podrán triunfar.
Si bien el hidrógeno tiene muchas cosas buenas, su tecnología no está lo suficientemente adelantada como para sustituir el petróleo de un día para otro.
Aparte y como suele ocurrir, un cambio tan drástico tendrá asociados problenas que todavía ni siquiera habíamos empezado a considerar «cegados» por la esperanza de un combustible limpio!
El hidrógeno es mucho peor que el CO2 para el efecto invernadero
Por ejemplo en un amplio informe recién publicado por/para el gobierno de UK se habla de que el hidrógeno es 11 veces peor que el CO2 para el calentamiento global!
Si bien normalmente el hidrógeno se combina con el oxígeno para dar agua y energía (limpia) cuando éste se escapa a la atmósfera reacciona con otros oxidantes de la troposfera que «inactivarían» el metano aumentando la vida media de éste 
Hay que recordar que el metano es 80 veces más potente en cuanto al calentamiento que su equivalente en CO2. La «suerte» es que el los radicales hidroxílos normalmente se encargan de eliminar en poco tiempo el metano mientras que el CO2 se mantiene en el aire durante miles de años.
Sin embargo cuando llega hidrógeno (procedente de pequeñas fugas en su proceso de fabricación, almacenamiento o trasiego) reacciona rápidamente con dichos radicales que entonces ya no eliminan metano
Por si esto fuera poco la presencia de hidrógeno aumenta la concentración de ozono en la troposfera y vapor de agua estratosférico que también hacen que suban las temperaturas.
En cuanto a la importancia de las fugas, en un informe publicado el pasado mes de marzo se estiman en un 1 a 10% del hidrógeno producido aunque el beneficido de reducción del CO2 compensa el potencila perjuicio de éste.
Entonces ¿qué hacemos?¿Nos olvidamos del hidrógeno como combustible del futuro?
En cualquier caso queda claro la importancia de controlar las pérdidas de hidrógeno y no solo por las pérdidas económicas asociadas sino por el efecto negativo sobre el medio ambiente.
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