Hasta ahora nos intentaban vender el coche eléctrico como la solución más ecológica por cuanto incluía la «descarbonización» de los combustibles y con ello la eliminación de CO2 producido.

Sin embargo el problema de «exceso» de CO2 en la atmósfera está ahí, por no hablar del generado en el propio proceso de fabricación del coche eléctrico que se estima en 15 y 20 toneladas de CO2 antes de salir a la calle.

De ahí, el interés del prototipo ZEM EV que ha desarrollado un grupo de estudiantes de la Universidad de Eindhoven capaz de absorber dióxido de carbono mientras está en marcha y también puede recargar sus baterías con frenado regenerativo.

La potencia proviene de un motor de 22 kW que extrae paquetes de baterías modulares de 2,3 kWh, junto con un viejo diferencial Audi con una relación de transmisión relativamente alta para aumentar el torque.

Lo que distingue a este EV de todos los demás es el aparato similar a una rejilla en la parte delantera, que puede eliminar hasta 2 kg de dióxido de carbono por cada 20,600 km recorridos por año a 60 km/h.

Eso sí el filtro solo es útil tan solo para para 322 km, lo que significa que el CO2 capturado deberá transferirse a un tanque cuando el EV se esté cargando antes de que pueda continuar funcionando.

 

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