Como «todo el mundo sabe» el enfriamiento ionocalórico aprovecha la forma en que la energía, o el calor, se almacena o se libera cuando un material cambia de fase, como pasar de hielo sólido a agua líquida.

La fusión de un material absorbe el calor del entorno, mientras que la solidificación lo libera.

El ciclo ionocalórico provoca este cambio de fase y temperatura a través del flujo de iones (átomos o moléculas cargados eléctricamente) que provienen de una sal.

Investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía (Berkeley Lab) han aplicado este concepto básico para desarrollar un nuevo método de calefacción y refrigeración.

Los HFC son potentes gases de efecto invernadero que se encuentran comúnmente en refrigeradores y sistemas de aire acondicionado, y pueden atrapar el calor miles de veces con la misma eficacia que el dióxido de carbono.

El nuevo ciclo ionocalórico se une a varios otros tipos de enfriamiento “calórico” en desarrollo.

Esas técnicas utilizan diferentes métodos, que incluyen magnetismo, presión, estiramiento y campos eléctricos, para manipular materiales sólidos para que absorban o liberen calor.

El enfriamiento ionocalórico se diferencia por el uso de iones para impulsar cambios de fase de sólido a líquido.

En los experimentos realizados, el sistema resultó bastante eficaz: el material cambió su temperatura en 25 °C con tan sólo 0,22 voltios, lo que es mucho mayor que otros sistemas de refrigeración por cambio de fase.

En estas primeras fases, el equipo afirma que la técnica parece prometedora en cuanto a eficacia, respeto por el medio ambiente y coste. Pero aún queda mucho trabajo por hacer para investigar su escalabilidad y probar distintos tipos de materiales que funcionen según el mismo principio.

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