Un grupo de químicos de la Universidad alemana de Konstanz ha creado un plástico mineral con propiedades impresionantes que además se degrada biológicamente. Suena como ciencia ficción, ¿verdad? ¡Pues no lo es!
Imagina un plástico más fuerte que los actuales, incombustible y que incluso puede autorrepararse. Pero eso no es todo. Este material puede producirse a temperatura ambiente en agua, lo cual es muy eficiente desde el punto de vista energético y no requiere solventes tóxicos. Antes de endurecerse, puedes moldearlo a tu gusto, como si fuera chicle. Y si añades agua, puede volver a su estado de «chicle» en cualquier momento, lo que permite remodelarlo y reciclarlo tantas veces como se quiera.
De plástico problemático a solución sostenible
En 2016, el equipo de investigación liderado por el químico Helmut Cölfen de Konstanz presentó este material: un plástico mineral. Aunque el plástico, con su novedoso proceso de fabricación y extraordinarias propiedades, despertó un gran interés en la industria, tenía un inconveniente crucial: debido a su composición química, era difícil de biodegradar.
El poder de la naturaleza para una mayor sostenibilidad
Anteriormente, para producir este plástico mineral, se utilizaba ácido poliacrílico. Este ácido tiene químicamente la misma estructura que el polietileno, que se sabe causa graves problemas ambientales por su difícil biodegradación. Por eso, el equipo de Cölfen buscó un componente básico alternativo para desarrollar un plástico mineral compatible con el medio ambiente y que conservara las fascinantes propiedades del material original. ¡Y lo encontraron!
Plástico biodegradable: comprobado y verificado
Para demostrar que este nuevo plástico mineral es biodegradable, los químicos contaron con la ayuda de sus colegas del Departamento de Biología de la misma Universidad. Tras realizar varios experimentos de degradación, los biólogos demostraron que los microorganismos presentes en los suelos forestales, por ejemplo, comenzaban a metabolizar este plástico mineral después de solo unos días. ¡Y en tan solo 32 días, los microorganismos habían degradado completamente el plástico!
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