Todos lo hemos escuchado: toneladas y toneladas de plástico terminan en nuestros océanos cada año, causando daños irreparables a la vida marina. Esos tiburones, tortugas y delfines que tanto nos gustan están en peligro, y no hablemos de las aves. Pero ¿qué pasa con esos microplásticos, esas pequeñitas piezas invisibles que están en todas partes?
La esperanza nace en el laboratorio
Recientemente, un grupo de investigadores químicos y biólogos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte ha encendido una luz al final del túnel. Han hecho algo sorprendente diseñando una microorganismo que puede ¡comerse el plástico en agua salada!
¿Cómo lo hicieron?
Ahora, aquí viene la parte técnica. Existen diferentes tipos de plásticos, y uno muy común es el Polietileno Tereftalato (o PET para los amigos). Se utiliza en botellas (de refrescos, por ejemplo), envases y hasta en la ropa. El problema es que mucho de este PET no se recicla, termina en vertederos y, peor aún, en nuestros océanos.
Aunque algunos microbios pueden degradar el plástico, enfrentan un desafío en los océanos: la sal. Imagina intentar trabajar rodeado de sal por todos lados. No sería agradable, ¿verdad?
La combinación maestra
Los investigadores tuvieron una idea brillante: combinar dos bacterias. Una, Vibrio natriegens, es una bacteria que ama la sal y se reproduce súper rápido. La otra, Ideonella sakaiensis, es como una especie de Pac-Man microscópico que se come el PET.
Tomando un poco de ADN de I. sakaiensis e introduciéndolo en V. natriegens, crearon un superhéroe microscópico capaz de degradar el PET en agua salada a temperatura ambiente. ¡Es como la combinación perfecta entre Aquaman y Superman, pero en versión bacteria!
¿Y ahora qué?
A pesar de este avance, el trabajo no ha terminado. El equipo planea mejorar a nuestro pequeño superhéroe bacteriano para que pueda alimentarse de los productos que genera al descomponer el PET y, al final, producir moléculas químicas útiles. ¡Quién diría que un día agradeceríamos a una bacteria por limpiar nuestros mares!
315