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La innovación en la construcción es esencial para reducir la producción de contaminación que calienta el planeta… sin olvidar, claro está, el problema de la hambruna que azota a muchos países. Un equipo de científicos japoneses ha desarrollado un nuevo tipo de concreto a partir de desechos alimentarios, prometiendo una solución dual a problemas ambientales urgentes.
El problema del cemento tradicional
El cemento es el material más consumido en la Tierra después del agua. Según la Universidad de Princeton, la producción de concreto libera aproximadamente 4.4 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año, lo que representa el 8% de la contaminación global. Esta enorme cantidad de emisiones se debe principalmente a la cocción de piedra caliza y arcilla en hornos a altas temperaturas, un proceso que requiere una gran cantidad de energía y libera CO₂ en grandes cantidades.
Si bien existen procesos alternativos que pueden ayudar a reducir estas emisiones, es igualmente importante fabricar un concreto más fuerte para evitar la necesidad de reparaciones frecuentes y, por lo tanto, reducir la cantidad de concreto necesario en la construcción. Este contexto ha llevado a los científicos a buscar soluciones innovadoras que puedan ofrecer concreciones más duraderas y sostenibles.
La propuesta del cemento comestible
Científicos de la Universidad de Tokio han desarrollado un concreto derivado de desechos alimentarios. Este material, denominado «concreto comestible«, se fabrica a partir de restos orgánicos como posos de café, cáscaras de plátano, hojas de repollo chino y pieles de naranja. Estos desechos se secan y se comprimen, luego se mezclan con agua y condimentos y se moldean a alta temperatura.
Los resultados de las pruebas han sido sorprendentes: el concreto comestible mostró una resistencia a la flexión muy superior a la del concreto tradicional, lo que indica su capacidad para soportar tensiones sin doblarse. Además, este material es comestible, con la adición de sal o azúcar para mejorar su sabor sin comprometer su resistencia. Este concreto también resiste la putrefacción, los hongos y los insectos, y no muestra deterioro en sabor o resistencia después de estar expuesto al aire durante cuatro meses.
Beneficios ambientales y durabilidad
El desarrollo del cemento comestible no solo ofrece una solución más fuerte para la construcción de edificios duraderos, sino que también aborda el problema del desperdicio de alimentos, otro contribuyente significativo a la contaminación global. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la pérdida y el desperdicio de alimentos representan un tercio de todos los alimentos destinados al consumo humano. Un informe de 2021 de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. encontró que más de 187 millones de toneladas de emisiones de CO₂ equivalentes provenientes de la pérdida de alimentos son comparables a la contaminación anual de 42 centrales eléctricas de carbón.
Este nuevo material podría revolucionar la construcción, utilizando desechos alimentarios para crear estructuras más resistentes y sostenibles. La capacidad del concreto comestible para resistir diversos factores ambientales sin perder sus propiedades estructurales lo convierte en una opción viable para futuras construcciones, aunque aún se requiere más investigación para su adopción generalizada.
Implicaciones futuras y aplicaciones diversas
Aunque todavía no está claro si este concreto innovador se utilizará en la construcción de edificios futuros, los científicos están alentados por los hallazgos, señalando que el material derivado de desechos alimentarios podría tener diversas aplicaciones. Esto muestra cómo un poco de pensamiento lateral puede abordar dos problemas a la vez: la reducción de las emisiones de CO₂ de la producción de concreto y el manejo del desperdicio de alimentos.
Para los individuos interesados en reducir el desperdicio de alimentos, hay varias acciones que pueden tomar, incluso antes de la adopción generalizada del concreto comestible. Almacenar los alimentos de manera inteligente puede ayudar a que duren más, y comenzar una pila de compost en el jardín puede reducir la cantidad de desechos que terminan en vertederos que producen metano. Esto también proporciona un fertilizante rico en nutrientes y sin químicos para usar en la jardinería.
Conclusión
La innovación en la construcción con el desarrollo del concreto comestible ofrece una solución prometedora para algunos de los problemas ambientales más apremiantes de nuestro tiempo. Al crear un material más fuerte y sostenible a partir de desechos alimentarios, no solo se mejoran las prácticas de construcción, sino que también se aborda el problema del desperdicio de alimentos. Esta solución multifacética podría marcar el comienzo de una nueva era en la construcción sostenible, beneficiando tanto al medio ambiente como a la sociedad.
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