Fumar podría ser el factor más influyente en el desarrollo de demencia en adultos mayores, según un estudio realizado en 14 países europeos. La investigación, liderada por la Dra. Mikaela Bloomberg del University College London, sugiere que abandonar el tabaco podría ser crucial para mantener la función cognitiva en la vejez. Aquí intentaremos resumirte los hallazgos del estudio, su metodología y las implicaciones para la salud pública.

El estudio: Tabaquismo y declive cognitivo

Metodología: Desentrañando el rompecabezas cognitivo

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores utilizaron datos de dos grandes estudios sobre el envejecimiento: el Estudio Longitudinal Inglés del Envejecimiento (ELSA) y la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE). Estos estudios siguen a miles de adultos mayores a lo largo de los años, recopilando información sobre su salud, estilo de vida y función cognitiva.

Los investigadores se centraron en cuatro factores clave del estilo de vida:

  1. Tabaquismo: fumadores actuales o no fumadores.
  2. Consumo de alcohol: de nulo a moderado o consumo excesivo.
  3. Actividad física: actividad moderada a vigorosa semanal o menos.
  4. Contacto social: semanal o menos que semanal.

Combinando estos factores, crearon 16 perfiles de estilo de vida distintos. Por ejemplo, un perfil podría ser un no fumador que bebe moderadamente, hace ejercicio semanalmente y tiene contacto social frecuente, mientras que otro podría ser un fumador que bebe en exceso, no hace ejercicio regularmente y tiene una interacción social limitada.

Para medir la función cognitiva, se utilizaron dos pruebas:

  • Prueba de memoria: los participantes debían recordar una lista de palabras inmediatamente y después de un retraso.
  • Prueba de fluidez verbal: los participantes debían nombrar tantos animales como pudieran en un minuto.

Estas pruebas se repetían en múltiples puntos a lo largo de los años, permitiendo a los investigadores rastrear cómo cambiaba la función cognitiva con el tiempo para cada perfil de estilo de vida. Para asegurarse de que estaban capturando los efectos del estilo de vida y no signos tempranos de demencia, los investigadores excluyeron a cualquier persona que mostrara signos de deterioro cognitivo al inicio del estudio o que fuera diagnosticada con demencia durante el período de seguimiento.

Resultados clave: El tabaquismo en el centro del escenario

Cuando los investigadores analizaron los datos, emergió un patrón claro: los estilos de vida que incluían fumar estaban asociados con un declive cognitivo más rápido, independientemente de otros factores. Por ejemplo:

  • Los fumadores con consumo excesivo de alcohol, ejercicio infrecuente y contacto social limitado mostraron la tasa de declive cognitivo más rápida.
  • Incluso los fumadores que seguían todas las demás conductas saludables (consumo moderado de alcohol, ejercicio regular y contacto social frecuente) mostraron un declive cognitivo más rápido que los no fumadores.
  • Entre los no fumadores, las diferencias en otros factores del estilo de vida tuvieron efectos mucho menores en el declive cognitivo.

Para poner esto en perspectiva, en un período de 10 años, las puntuaciones de memoria de los fumadores disminuyeron hasta 0.17 desviaciones estándar más que las de los no fumadores, y sus puntuaciones de fluidez verbal disminuyeron hasta 0.16 desviaciones estándar más. Aunque estos números puedan parecer pequeños, podrían traducirse en diferencias notables en la función cognitiva diaria a lo largo del tiempo.

Otros factores del estilo de vida

Curiosamente, los efectos de otros factores del estilo de vida fueron menos pronunciados. El consumo moderado de alcohol se asoció con un declive cognitivo ligeramente más lento en comparación con el consumo excesivo, pero la diferencia fue mucho menor que la observada con el tabaquismo. La actividad física regular y el contacto social mostraron poco o ningún efecto independiente en el declive cognitivo en este estudio.

Discusión y conclusiones

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones tanto para individuos como para esfuerzos de salud pública. Los investigadores sugieren que dejar de fumar – o nunca empezar – podría ser el paso más importante que las personas pueden tomar para mantener la función cognitiva a medida que envejecen. Esto es particularmente relevante dado el largo período preclínico de condiciones como la enfermedad de Alzheimer, donde los cambios cerebrales pueden ocurrir décadas antes de que aparezcan los síntomas.

Aunque este estudio no encontró efectos independientes fuertes de la actividad física y el contacto social en el declive cognitivo, estos factores se sabe que tienen numerosos otros beneficios para la salud. Además, para aquellos que fuman y encuentran difícil dejarlo, adoptar otros hábitos saludables puede ayudar en cierta medida a mitigar el declive cognitivo.

Recomendaciones para la población

Para la población general, los resultados de este estudio subrayan la importancia de no fumar para la preservación de la función cognitiva. Aquellos que no fuman y siguen otros hábitos saludables, como el ejercicio regular y mantener una vida social activa, pueden beneficiarse adicionalmente en términos de bienestar general.

En conclusión, aunque varios factores del estilo de vida afectan la salud cognitiva, el tabaquismo parece tener el impacto más significativo en el declive cognitivo con el paso del tiempo. Por lo tanto, dejar de fumar, junto con la adopción de otros comportamientos saludables, puede ser crucial para mantener la función cerebral a medida que envejecemos.

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