Según nos cuentan en The Guardian, en Lucerna, Suiza, la Capilla de San Pedro ha puesto en marcha una instalación sorprendente: un Jesús digital, alimentado por inteligencia artificial, capaz de responder preguntas en más de 100 idiomas. Esta experimentación, bautizada como Deus in Machina, busca explorar la interacción humana con la tecnología en un contexto religioso. Durante dos meses, más de 1.000 personas participaron en esta experiencia espiritual, generando tanto reacciones positivas como críticas.

La IA como figura espiritual

La Capilla de San Pedro, la más antigua de Lucerna, se convirtió en el escenario de un experimento poco convencional: reemplazar al sacerdote por una figura de Jesús alimentada por inteligencia artificial. Esta iniciativa fue parte de un proyecto de investigación en colaboración con una universidad local, en el cual se había experimentado previamente con tecnologías de realidad aumentada y virtual. El paso hacia un avatar impulsado por IA representó un cambio de paradigma: en lugar de una figura humana o un santo, se optó por la representación digital de Jesús.

El proceso comenzó con una deliberación sobre qué tipo de avatar se debería crear. La opción de hacer un teólogo, una figura humana o incluso un santo fue descartada, ya que se consideró que la representación de Jesús, como figura central del cristianismo, sería la más adecuada. La imagen de Jesús, con largo cabello y un semblante sereno, fue proyectada a través de una pantalla de celosía, interactuando en tiempo real con los visitantes que podían hacerle preguntas sobre religión, espiritualidad o incluso cuestiones más triviales.

El desafío tecnológico

El corazón de esta iniciativa tecnológica fue un sistema de inteligencia artificial entrenado con textos teológicos, lo que le permitió ofrecer respuestas fundamentadas en la doctrina cristiana. A lo largo de dos meses, más de 1.000 personas, incluidos musulmanes y turistas de lugares tan lejanos como China y Vietnam, participaron en la experiencia. El avatar respondió a una gran variedad de preguntas, que iban desde temas religiosos profundos hasta inquietudes personales. A pesar de las advertencias para no compartir información personal, la interacción con el avatar fue vista por muchos como una experiencia espiritual.

Durante las pruebas, los visitantes podían consultar sobre cuestiones filosóficas, bíblicas y espirituales. Aunque la mayoría de los participantes quedaron satisfechos, se registraron opiniones mixtas: mientras que muchos encontraron en la experiencia un momento de reflexión y conexión espiritual, otros consideraron que las respuestas del avatar eran superficiales o repetitivas, careciendo de la profundidad esperada de una figura religiosa. Esto subraya las limitaciones de la tecnología actual, que aún no puede replicar por completo la complejidad de una conversación humana auténtica.

Reacciones y críticas dentro de la comunidad religiosa

El uso de un avatar para representar a Jesús no estuvo exento de controversia. Algunos miembros de la comunidad religiosa católica se sintieron incómodos con la elección de usar el confesionario para esta experiencia. Desde un punto de vista protestante, la representación de una figura sacra a través de una tecnología digital fue vista con escepticismo, incluso como una forma inapropiada de transmitir el mensaje religioso. Este debate sobre la ética y la autenticidad en el uso de la tecnología para cuestiones espirituales está lejos de resolverse, y la experiencia en Lucerna ofrece una nueva perspectiva para profundizar en esta discusión.

El proyecto Deus in Machina también suscitó una reflexión sobre el riesgo inherente a confiar en una IA para ofrecer respuestas espirituales. Aunque se realizaron pruebas previas y se contó con soporte humano durante el experimento, nunca se pudo garantizar que las respuestas del avatar fueran siempre apropiadas o estuvieran alineadas con la enseñanza cristiana. Si bien la IA no produjo comentarios explícitos o inapropiados durante el experimento, el hecho de no poder asegurar la consistencia de sus respuestas hace que este tipo de iniciativas sean percibidas como un campo de incertidumbre.

Impacto y futuro del «Jesús IA»

A pesar de las críticas, el experimento fue considerado un éxito en términos de interés generado y la apertura de nuevas posibilidades en el campo de la religión y la tecnología. Más allá de ser una simple atracción turística, la instalación Deus in Machina proporcionó una plataforma para explorar cómo la tecnología puede facilitar el acceso a la fe y abrir el diálogo sobre religión de manera más inclusiva y accesible.

Schmid, uno de los responsables del proyecto, destacó el gran interés que despertó en las personas, quienes deseaban ir más allá de la Biblia y los rituales tradicionales, buscando respuestas directamente de la figura de Jesús. Este tipo de interacción podría evolucionar en una herramienta espiritual multilingüe capaz de responder preguntas religiosas en una variedad de contextos. Aunque el futuro del proyecto en términos permanentes aún está por decidir, su éxito podría sentar las bases para futuros desarrollos en los que la IA se combine con la espiritualidad de una manera más profunda.

Reflexiones adicionales sobre la ética y el futuro de la IA en la religión

El experimento de la iglesia de Lucerna plantea varias cuestiones éticas y filosóficas que merecen ser consideradas. ¿Hasta qué punto es adecuado sustituir a figuras humanas, como los sacerdotes, por tecnologías que imitan su papel en la comunidad religiosa? Además, ¿es posible que una máquina pueda comprender y transmitir el mensaje espiritual de manera auténtica, o siempre estará limitada por su naturaleza artificial?

El futuro de la tecnología en el ámbito religioso dependerá de la evolución de la IA y de la aceptación de las comunidades religiosas. Mientras que algunos verán en estos experimentos una oportunidad para revitalizar la fe, otros temen que la tecnología socave la profundidad y el sentido de las enseñanzas religiosas. Este tipo de iniciativas abren la puerta a una nueva era en la que la espiritualidad y la tecnología se cruzan, planteando una serie de preguntas que los líderes religiosos y los desarrolladores tecnológicos deberán abordar conjuntamente.

 

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