Un proyecto científico revolucionario promete cambiar la manera en que enfrentamos el cambio climático. La idea: fertilizar los océanos con hierro para estimular el crecimiento de fitoplancton, esas diminutas plantas marinas que capturan CO₂ y generan oxígeno. Aunque suena prometedor, este plan está rodeado de debates, ya que los ecosistemas marinos podrían experimentar alteraciones imprevistas. Se prevé implementar esta técnica en 2026, con el Pacífico como principal escenario.
¿Por qué hierro y cómo funciona?
El hierro es un nutriente esencial que limita el crecimiento del fitoplancton en ciertas áreas del océano, conocidas como desiertos oceánicos. Al añadir hierro a estas zonas, se espera un florecimiento masivo de fitoplancton, que, al morir, llevaría el CO₂ capturado al fondo del mar, reteniéndolo durante siglos. Estudios preliminares sugieren que este enfoque podría capturar hasta 3 gigatoneladas de carbono por año, una cantidad considerable frente a las actuales emisiones humanas de 40 gigatoneladas anuales.
Sin embargo, no todo es tan sencillo. Este proceso podría alterar las cadenas alimenticias marinas y generar zonas de baja oxigenación, afectando la biodiversidad.
Implicaciones técnicas y desafíos
Desde un punto de vista técnico, la fertilización con hierro presenta desafíos logísticos y científicos. La distribución debe ser precisa, ya que un exceso de hierro podría provocar la proliferación de especies nocivas, como algas tóxicas. Además, el impacto del carbono retenido a largo plazo es difícil de medir con exactitud.
Se estima que el costo inicial del proyecto que empezaría en el año 2026 en el oceano Pacífico podría superar los 100 millones de dólares, una inversión considerable que algunos consideran arriesgada dada la falta de datos definitivos sobre su efectividad. Por otro lado, algunos científicos argumentan que, comparado con otros métodos, como la captura directa de carbono, este enfoque es relativamente económico y escalable.
Reflexiones finales
Aunque el plan de fertilizar los océanos con hierro tiene el potencial de ser una herramienta poderosa contra el cambio climático, plantea interrogantes éticos y ecológicos. ¿Estamos jugando con fuerzas que no entendemos completamente? Al mismo tiempo, la creciente emergencia climática exige soluciones innovadoras.
La fertilización con hierro es un recordatorio de que la ciencia tiene el poder de salvar el mundo, pero también de que nuestras acciones pueden tener consecuencias imprevistas.
134