Aunque Pinocho apareció por primera vez en un periódico italiano en allá por el año 1882 no fue hasta los años 40 cuando se hizo famoso gracias a la inolvidable película de Walt Disney. En la actualidad se la considera la más grande película animada de Disney de todos los tiempos, y una de las más grandes películas de animación.

Todos conocemos desde niños la historia de Pinocho al que le crecía la nariz cada vez que mentía, lo que le dejaba totalmente al descubierto de su padre y creador, Geppetto.

En la vida real, nuestra nariz lógicamente no crece cuando faltamos a la verdad, pero sí nos delata de otra forma, ya que cambia su temperatura, según apunta el estudio que acaba de publicar un grupo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR) en la revista Journal of Investigative Psychology and Offender Profiling.

Las dos regiones de la cara claves para medir este ‘Efecto Pinocho’ son la punta de la nariz y la frente. Cuando mentimos, la temperatura de la punta de la nariz desciende entre 0,6 y 1,2 ºC, mientras que la de la frente sube entre 0,6 y 1,5ºC. Cuanto mayor sea la diferencia de cambio de temperatura entre ambas regiones de la cara, más probable es que esa persona esté mintiendo.

Los investigadores señalan que este sistema es más exacto que el famoso polígrafo (instrumento de medición utilizado para el registro de respuestas fisiológicas) y que otras técnicas de imagen cerebral empleadas en investigación, ya que la termografía ofrece un nivel de exactitud de hasta el 80 por ciento (un 10 por ciento más que el polígrafo).

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