TBO-Met es el acrónimo del proyecto europeo H2020 titulado «Meteorological Uncertainty Management for Trajectory Based Operations» y cuyo objetivo es maximizar la previsibilidad de los vuelos y reducir el riesgo de toparse con fenómenos tormentosos (potencialmente peligrosos).
Aunque es bien conocido que los aviones están diseñados y construidos para soportar el alcance de un rayo, la verdad es que es una situación nada cómoda. Todavía recuerdo cuando hace años volviendo de un viaje a USA y a punto de aterrizar en Barajas nos cayó un rayo, tan solo vimos un fogonazo y saltaron las máscaras de oxígeno sin darnos tiempo de tranquilizarnos por estar encerrados en una jaula de Faraday … y por tanto «seguros».
La investigación realizada por los científicos del proyecto (ente los cuales de encuentra un grupo de la Universidad Carlos III de Madrid) ha dado lugar a un algoritmo que se aplica a la trayectoria de la aeronave, lo que se conoce como el plan de vuelo, y que permite prever mejorar el tráfico aéreo al tener en cuenta las incertidumbres del pronóstico del tiempo.
Se estima que aproximadamente entre el 20 y el 30 por ciento de los retrasos en Europa están relacionados con el clima, con unas pérdidas estimadas en 180-200 millones de euros al año. De hecho, solo en 2017 se estimaron pérdidas de 215 millones de euros por los 2,1 millones de minutos de retraso atribuidos a las inclemencias meteorológicas.
Para ello, se ha estudiado la incertidumbre meteorológica, es decir, los fenómenos meteorológicos de difícil predicción, como el granizo, la formación de hielo severo y los rayos, que pueden infligir daños considerables a las aeronaves.
El proyecto se ha enfocado en dos problemas principales: el análisis de la demanda del sector en cuanto al número de aviones que deben estar operativos y la planificación de trayectorias teniendo en cuenta las incertidumbres del pronóstico del tiempo y la actividad de las tormentas.
Aparte de para optimizar los planes de vuelo, la IA se está aplicando cada vez más en vuelo para ir mucho más allá del clásico Piloto automático.
Baste con conocer que un moderno Airbus A-350 dispone de más de 50.000 sensores capaces de generar unos 2.5 TB de información al día.