A pesar de la gran cantidad de automatismos que consiguen mantener en vuelo un aeroplano no resulta sencillo ir más allá del piloto automático.
Por otra parte, el famoso RGPD (Reglamento General de Protección de Datos) limita la toma de decisiones automatizadas si no se puede tener certeza de como el sistema ha llegado a dichas conclusiones… y es algo que no gusta nada a los investigadores en Inteligencia Artificial sobre todos los que trabajan en algoritmos de Deep Learning.
Por eso aunque Airbus está trabajando incluso en vuelos autónomos tiene claro que las autoridades aéreas no permitirán (al menos durante muchos años) que esto sea posible. Por ello, su objetivo (más realista) es intentar convencer a las autoridades que la IA podría utilizarse de una forma totalmente segura para reducir costes, por ejemplo, eliminando la figura del copiloto y dejando la responsabilidad del vuelo a una única persona tal y como se hace actualmente en trenes de alta velocidad, autobuses, etc… ¿No?
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