Uno de los temas «recurrentes» de PcDeMaNo a lo largo del tiempo ha sido el grafeno sobre todo por el interés que tenía nuestro amigo Òscar ¿para hacerse rico con él?.
En 2004, dos investigadores lograron reducir el grafito a una finísima capa de un nanómetro de grosor. Su creación, llamada grafeno, tenía propiedades tan extrañas que muchos hablaron de una revolución en los laboratorios. Desde entonces, la industria (y Òscar, claro está) esperan con los brazos abiertos las aplicaciones del material del futuro. Tanto es así que Europa ha puesto en marcha el enorme proyecto Graphene Flagship, un ‘buque insignia’ con más de 150 centros de investigación, empresas y un presupuesto de 1.000 millones de euros.
El grafeno ya ha llegado al mercado (anque todavía no a la panadería del barrio donde vive Òscar) pero, de momento, no con aplicaciones revolucionarias. Estas, como diría el premio Nobel de Física y ‘padre’ del material Andre Geim, son más bien “evolucionarias”.
En España aparte de la empresa vasca Graphenea (con capital de Repsol) la aragonesa Graphene-Tech llevan varios años trabajando últimamente más en el desarrollo de aplicaciones de interés que en la producción masiva. Al principio, empresas y productores cometieron el error de pensar que cuanto más grafeno añadieran, mejores serían los resultados.
“En grafeno, menos es más” como explican muy bien en este artículo.
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