Otro de las ideas locas que tuvimos en la petrolera (y que nunca llegaron a convertirse en Proyectos) fue la utilización de drones para medida de la contaminación:

Por un lado pensamos en medidas aéreas pero el problema era que la turbulencia provocada por las hélices del dron podía dificultar una toma de muestra representativa.

También estuvimos ideando un sistema para la medida de la contaminación con aceites (o crudo petrolífero) en la superficie del mar, por ejemplo. Nuestra solución pasaba por utilizar un material absorbente (tipo esponja o similar) que se quedase en superficie.

Volviendo al tema de medidas de contaminación aérea, investigadores de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Bioingeniería de Cataluña han modificado un nanodron Crazy Flie 2 añadiéndole un sensor MOx capaz de medir concentraciones del orden de partes por millón de monóxido de carbono y metano así como otros compuestos orgánicos volátiles como pueden ser etanol, acetona y benceno.

En la interesante publicación que han escrito en Sensors describen en detalle las ventajas del empleo de estos nanodrones así como el algoritmo empleado para la realización de modelos de concentraciones de contaminantes desde la pluma de la antorcha . Por último, también detallan el sistema utilizado para geolocalización (por triangulación) en interiores donde no es posible utilizar la señal de los GPS.

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