La verdad es que admiro (a la vez que envidio) a Brendan Barry por su imaginación y el tiempo que tiene libre para poder fabricar cámaras de fotografía a partir de los objetos más extraños como pueden ser una piña, una sandía, pan de molde o incluso la cabina de un ascensor.

Ahora bien, esta vez se ha superado creando la cámara Polaroid más grande del mundo (por cuanto es un contenedor de transporte), la más lenta (ya que en su interior el proceso de revelado se hace de forma artesanal por un grupo de personas) y la más impráctica (por cuanto se han tardado tres semanas en fabricarla). Eso sí, como dice su creador las fotografías obtenidas no son nada comparable a lo obtenido hasta la fecha por cuanto la gente que va a retratarse se acerca a la misma de una forma nunca antes vista 😉

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