Las Islas Baleares son una de las principales áreas turísticas del mundo mundial preocupadas en mantener lo mejor posible el medio ambiente ya que de ello depende su futuro… y el nuestro
En su caso evidentemente el control de la calidad del aire (y del agua) que les rodea es sumamente importante tal y como quedó plasmado en el informe ambiental de ESPO (Organización Europea de Puertos Marítimos) que se hizo para el pasado año 2018.
Por ello en 2017 se desarrolló un proyecto de IoT basado en la plataforma de sensores de Libelium con el objeto de controlar el impacto medioambiental de las embarcaciones en el Puerto de Mallorca. Las autoridades mostraron su preocupación acerca del alto volumen de cruceros, ferris y otros barcos en los puertos baleares, y de esta manera prevenir sus efectos negativos en las áreas cercanas de este destino turístico.
Para ello se han instalado en siete estaciones nanosensores capaces de medir CO, NO2, O3, PM10 y SO2… además de ruido. En total existen en el puerto de Palma 113 sensores que recogen datos cada 10 minutos. La calificación de la calidad del aire se ha establecido con el mismo criterio que el Govern Balear establece para las estaciones de referencia en la Comunidad Autónoma.
Tras casi dos años de recopilación de datos después de la instalación inicial del sistema, la Autoridad Portuaria de Baleares llegó a las primeras conclusiones a partir de los datos capturados por la red de sensores. En julio de 2018, investigadores de la UIB concluyeron que los grandes cruceros no eran la primera causa de contaminación en el área, sino los ferris de pasajeros y comerciales confirmándose que que los niveles más altos de contaminación se alcanzan durante la mañana, entre las 6:00 y las 11:00.
Con objeto de reducir esta contaminación el puerto ofrecerá energía eléctrica gratuita a los buques, a los que se les pedirá que mantengan sus motores apagados mientras se encuentran atracados.
Este proyecto se ampliará a lo largo de 2019 en el resto de puertos del archipiélago (Alcudia, Ibiza, Mahón y La Savina).
Nos alegra que les vayan tan bien las cosas a nuestros amigos maños de Libelium que, por cierto, no quisieron que revisásemos ninguno de sus productos iniciales. Seguro que con nuestra ayuda les podría haber ido incluso mejor pero tampoco creo que se quejen