Aunque no me puedo quejar en absoluto de como me da la vida, debo confesar que soy un PESIMISTA. ¡Qué le voy a hacer!
Un equipo de neurocientíficos dirigidos por la investigadora Ann Graybiel, del MIT ha descubierto cuál es el área del cerebro responsable del pesimismo.
El trabajo, que ha sido publicado en la revista Neuron, ha examinado los fundamentos neurológicos del pesimismo en ratones y también ha encontrado pistas sobre la ansiedad y la depresión en los seres humanos.
Los expertos se centraron en un tipo de proceso de toma de decisiones conocido como conflicto de aproximación-evitación (un objeto de deseo que al mismo tiempo es deseado y rechazado).
Este enfoque describe situaciones en las que las personas (o mamíferos) tienen que decidir entre dos opciones al sopesar los aspectos positivos y negativos de cada alternativa.
En varios ensayos, los investigadores variaron la relación entre la recompensa y los estímulos desagradables y les dieron a los roedores la posibilidad de elegir si aceptaban la recompensa con el estímulo aversivo o no.
Como explican los investigadores, este modelo requiere que los roedores realicen un análisis de costo-beneficio.
Si la recompensa es lo suficientemente alta como para compensar la desagradable bocanada de aire, los animales optarán por aceptarla, pero cuando la proporción se considera demasiado baja, la rechazarán.
También aplicaron una pequeña descarga eléctrica al núcleo caudado de los roedores para ver cómo afectaba su toma de decisiones.
Cuando se estimuló esta área, los roedores no tomaron las mismas decisiones que antes de recibir un estímulo.
Específicamente, los roedores se centraron mucho más en el costo del estímulo desagradable que en el valor de la recompensa.
Este resultado sugiere que los animales comenzaron a devaluar la recompensa que querían, y se enfocaron más en el costo del estímulo negativo.
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