Como quizás algunos sepan Ruth Bader Ginsburg goza de un garn renombre, al menos en USA, ya que fue jueza del Tribunal Supremo hasta su muerte en 2020 y actualmente sigue siendo considerada como un icono de la lucha por la igualdad y los derechos de las minorías.
Ahora es de nuevo noticia ya que la empresa israelí, AI21 Labs, ha creado una IA basada en las respuestas de la jueza Ginsburg para ofrecer un chat que entiende preguntas del ámbito legal y responde, en pocos segundos, si está bien o mal.
Para probar la IA podemos acceder a la web dedicada del programa Jurassic-1, el experimento donde se han repasado las opiniones, entrevistas y sentencias de la jueza.
Para el entrenamiento del algoritmo se han utilizado más de 600.000 palabras del ámbito legal que provienen de la famosa jueza.
En un recuadro, podemos escribir cualquier cosa a la IA, siempre que esté en inglés y se pueda responder con sí, no … o un quizás.
La IA además de elegir una de las tres opciones, argumentará ligeramente la respuesta.
Como ocurre con los distintos desarrollos de inteligencia artificial, por muy adecuadas que parezcan las respuestas, todavía estarán muy lejos de equipararse a las reflexiones de la jueza original, en este caso.
Los robots se postulan como la solución ante la diferencia de criterios de los jueces. Al no verse afectados por las emociones, los algoritmos prometen una mayor objetividad.
Sin embargo, como ya se ha mostrado en numerosas ocasiones, tampoco están libres de sesgos… por culpa del entrenamiento a que le han sometido los humanos, claro está.
Esa falta de capacidad para entender las emociones juega también un papel negativo a la hora de establecer una sentencia.
“La IA devuelve horas de trabajo a los magistrados y gestores que pueden ser invertidas en otras tareas, como valorar con más minuciosidad las pruebas“, expone Antonio del Moral, magistrado del Tribunal Supremo.
En cualquier caso parece que la IA no puede sustituir a los jueces, la justicia, por definición, es humana e imperfecta, lo cual asumimos.
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