En un sector dominado por la potencia gráfica y las tasas de refresco ultrarrápidas, Figment propone algo completamente diferente: una consola portátil con pantalla de tinta electrónica (E-Ink) centrada en el juego narrativo. Esta apuesta poco convencional ha llamado la atención por su combinación de tecnología de bajo consumo, estética retrofuturista y uso de inteligencia artificial generativa para enriquecer el contenido.
Figment está orientada a un público que busca una experiencia más lenta, más reflexiva, más cercana a la lectura tradicional que al frenetismo del gaming contemporáneo. No es una máquina para títulos AAA ni para shooters en línea, sino una plataforma para aventuras interactivas, literatura digital y juegos narrativos basados en texto con ramificaciones.
Con un diseño que recuerda vagamente a una Nintendo Switch pero con una pantalla en escala de grises y botones físicos básicos, Figment se presenta como una consola experimental, aún en fase de desarrollo, pero con una propuesta clara: recuperar el placer de la lectura con el plus de la interactividad propia de los videojuegos.
Detalles técnicos: minimalismo con propósito
Figment cuenta con una pantalla de tinta electrónica de 7,5 pulgadas con resolución HD, fabricada por Waveshare. Esta tecnología es ampliamente conocida por su uso en lectores de ebooks, ya que imita la apariencia del papel y permite una lectura prolongada sin fatiga ocular. A diferencia de las pantallas LED o LCD, la E-Ink no emite luz propia y solo consume energía cuando cambia de contenido, lo que permite una autonomía notablemente alta.
El dispositivo está impulsado por un microcontrolador ESP32, un chip de bajo coste y bajo consumo ampliamente usado en dispositivos IoT. Este componente incluye conectividad Wi-Fi y Bluetooth, y es capaz de manejar tareas simples como mostrar texto, recibir entradas del usuario y conectarse a servicios en la nube para descargar contenido generado por IA.
La carcasa de la consola está realizada mediante impresión 3D y corte láser, siguiendo una filosofía de diseño abierto y reproducible. Esto sugiere que Figment podría integrarse fácilmente en comunidades maker, con la posibilidad de modificar tanto el software como el hardware por parte de los usuarios.
Inteligencia artificial para aventuras dinámicas
Lo más llamativo de Figment no es su pantalla ni su procesador, sino la integración de inteligencia artificial generativa en tiempo real. El sistema permite crear contenido narrativo dinámico: las historias no están totalmente escritas de antemano, sino que se adaptan al usuario en función de sus decisiones y preferencias.
Gracias al uso de modelos de lenguaje de gran tamaño (LLMs), Figment puede generar descripciones, diálogos y eventos que se ajustan al estilo y tono deseados. Esto rompe con la narrativa lineal habitual de muchos juegos y da lugar a historias prácticamente infinitas. Además, la IA es capaz de generar imágenes estilo boceto en blanco y negro que acompañan al texto, aprovechando las características monocromas de la pantalla E-Ink.
Técnicamente, la consola actúa como cliente ligero: envía peticiones a servidores en la nube que ejecutan los modelos de inteligencia artificial y devuelven los resultados. Esta arquitectura permite mantener un hardware muy modesto y barato, pero requiere conexión constante a Internet. El creador de Figment ha anunciado que está trabajando en una función de almacenamiento local para permitir el uso sin conexión en futuros desarrollos.
Orígenes e inspiración
La idea de Figment no surge de la nada. Durante los últimos años, hemos visto una creciente ola de dispositivos alternativos que se alejan del enfoque comercial tradicional. Productos como la Playdate, una consola portátil con manivela y pantalla monocroma, o la Inkplate, una placa de desarrollo con pantalla E-Ink, han demostrado que hay espacio para la creatividad y la experimentación más allá de las especificaciones técnicas más potentes.
En este contexto, Figment bebe también del legado de los “gamebooks” o libros-juego, como los clásicos «Elige tu propia aventura» o los títulos de la colección Lobo Solitario. Este tipo de literatura interactiva, muy popular en los años 80 y 90, ha vivido un renacimiento digital con el auge de los dispositivos móviles y ahora encuentra una nueva encarnación en Figment.
Comparativa con Ink Console
Figment no está sola en este nicho. Hace poco, la Ink Console también atrajo la atención por su propuesta de consola portátil con pantalla E-Ink centrada en la lectura interactiva. Sin embargo, existen diferencias notables entre ambas.
Característica | Figment | Ink Console |
---|---|---|
Pantalla | E-Ink 7,5″ monocroma | E-Ink 4,2″ monocroma |
IA Generativa | Sí, para texto e imágenes | No |
Conectividad | Wi-Fi (ESP32) | USB-C, microSD |
Creación de contenido | IA en la nube + herramientas | Kit de desarrollo sin programación |
Uso sin conexión | Previsto para futuras versiones | Totalmente offline |
Ink Console pone el énfasis en permitir a los usuarios crear sus propios juegos sin necesidad de saber programar, mediante una interfaz gráfica accesible. Además, su naturaleza totalmente offline la hace ideal para quienes valoran la privacidad y la durabilidad. Por el contrario, Figment apuesta por la flexibilidad narrativa, sacrificando independencia para ganar en adaptabilidad gracias al uso de inteligencia artificial.
¿Hacia dónde va el entretenimiento narrativo?
Figment es más que un experimento curioso: plantea una dirección alternativa para el futuro del ocio digital. En un mundo dominado por los estímulos rápidos y la dopamina instantánea, su propuesta apunta hacia la lentitud, la introspección y la personalización.
En términos pedagógicos, dispositivos como Figment también podrían tener aplicaciones interesantes en educación, alfabetización digital y escritura creativa. La posibilidad de generar historias adaptadas al nivel de cada lector, o de explorar mundos creados a partir de sus propias ideas, abre la puerta a metodologías de aprendizaje más activas y participativas.
Por ahora, Figment sigue siendo un prototipo en evolución, pero su aparición en ferias tecnológicas y publicaciones especializadas muestra que hay interés real en este tipo de propuestas. A medida que la IA generativa se hace más accesible y los costes de hardware se reducen, no es descabellado imaginar una nueva categoría de dispositivos narrativos personalizados que fusionen libro y videojuego.
Reflexiones finales
Figment propone una forma distinta de entender la relación entre tecnología y narrativa. Lejos de los gráficos espectaculares o los mundos abiertos infinitos, esta consola pone el foco en el contenido, en la interacción y en la creatividad. No será un producto de masas, pero sí una plataforma con potencial para cambiar cómo concebimos el ocio interactivo.
En definitiva, Figment es un experimento audaz que conecta la nostalgia de los libros-juego con la innovación de la inteligencia artificial. Si consigue superar las barreras técnicas actuales, podría inaugurar un nuevo tipo de experiencia multimedia para lectores y jugadores por igual.
